Invierno
Vamos a presentaros los carnavales rurales de Olazti. Un carnaval que estuvo prohibido y que lo recuperamos en 1992. Cualquier Olaztiarra, o cualquiera que tenga un vínculo con el pueblo, puede participar en este evento, incluso hay niños-as que empiezan a vestirse desde bien pequeños y es un orgullo para ellos ser parte de este día tan especial.
¿Cuándo celebramos estos carnavales? El sábado anterior al Miércoles de Ceniza, por lo cual la fecha es variable. Pero ahí no queda todo, la activa y comprometida juventud el viernes anterior al Miércoles de Ceniza realiza una representación titulada “Bienvenida de Mari Arroka”.
El sabado, al mediodía, día grande de los carnavales, se hace una comida popular en el frontón; donde aparte de los Olaztiarras, también participan los personajes del carnaval invitado. Es uno de los momentos apoteósicos del día, calentando motores para la salida del carnaval.
En el desfile de la tarde participan todos los personajes, partimos del Gaztetxe o desde la escultura de la Neska. Ni que decir tiene, que la Charanga la Cigarra es la que ameniza la comida y el desfile y la que pone el ambientazo con el que disfrutamos a tope.
Estos son los personajes principales que participan en nuestro carnaval:
Los primeros de la comitiva son: el cura, el alcalde, la alcaldesa, el médico, el boticario, el alguacil, el cabrero y los guardas del bosque.
Hace un siglo, el Ayuntamiento, después de haber vendido el cereal entregado por los agricultores y ganaderos, les pagaba al médico, cabrero y guardas del bosque el trabajo realizado.
Los ZAMARRAUNDIs
Estos personajes antropomórficos llevan dos pieles de oveja, una por delante y la otra en la espalda que les cubre la cabeza. Llevan un frontal de bueyes y la cara tapada con un trapo blanco. Debajo de las pieles llevan faldas (a veces las levantan para asustar a la gente) Y, por supuesto, llevan cencerros en la espalda para ahuyentar a los malos espíritus.
Los Zamarros llevan un carro lleno de tierra, la que echan a la gente que no se disfraza para agradecer a Mari Arroka las buenas cosechas y los buenos prados de hierba que nos da para el ganado.
Los Zamartxikis
Los Zamartxikis son los que más corren y los más traviesos. Llevan la cara tiznada de negro o tapada con un trapo. En la espalda llevan cubierta con una piel de oveja y también portan cencerros.
El sonido metálico de los cencerros ahuyenta a los animales peligrosos, despiertan a la primavera y protegen a los olaztiarras.
Las NESKAs
Cada vez salen más Neskas a participar en el carnaval. Es curioso como van vestidas:
Llevan una sobrecama doblada de modo que es como si tuvieran dos capas: una larga y otra corta encima. En la cabeza llevan un cestillo (el cestillo sagrado que se utilizaba para llevar las velas a la iglesia) adornado con muchas cintas de colores. La cara también la llevan tapada con un trapo blanco y portan una escoba para asustar a la gente.
MARI ARROKA
MARI es la diosa por excelencia en la mitología vasca, tomando nombres localistas en Euskal Herria. Y en Olazti tenemos Mari Arroka, cuenta así la leyenda:
Mari Arroka vivía en Aizkorri con su ama y un día de primavera que estaba jugando fuera de la cueva, su madre se enfadó porque ella no le hacía caso, le riñó y Mari Arroka también se enfadó. Dió un gran salto y salió volando sobre una hoz echando fuego, recorrió los montes y fue de Aizkorri a Urbasa. Dicen que a principios del siglo XX, había una serrería muy importante en Olazti, para la cual trabajaban muchos hombres acarreando troncos desde Urbasa en los carros de bueyes, caballos, etc. Ellos vieron muchas veces a Mari Arroka volando de un monte a otro.
Los carnavales urbanos de Olazti se celebran el sábado siguiente al miércoles de ceniza, una semana después del Carnaval Rural.
En estos carnavales los y las olaztiarras se visten con los disfraces más universales. Se realiza un recorrido por las calles del pueblo y hay un concurso de carrozas, cuyo objetivo es que las personas adultas tomen parte y derrochen imaginación para realizar carrozas y cachivaches formando un desfile lleno de colorido donde predomina el buen humor y la diversión.
En 2025 había de todo, desde seres de otras galaxias con una nave espacial sobre ruedas a pitonisas que leían la mano para adivinar el futuro, fichas de dominó vivientes, un carrusel colorido que, incluso, vendían los tickets, y un largo etcétera, cada cual más bonito. Después del colorido desfile se va al frontón a la comida popular, donde no falta el buen ambiente y sigue la fiesta toda la tarde.
Cuando termina el desfile, todos-as van al frontón a dar parte de la buena comida popular, contagiando sus risas y sus ganas de pasarlo bien.
Por la tarde sigue la juerga, pues es entonces cuando reparten los premios.
El 20 de enero el barrio de San Sebastián celebra una pequeña fiesta en honor a su patrón. La ermita del mismo nombre acoge oficios religiosos tanto por la mañana como por la tarde y el vecindario del barrio ofrece un almuerzo y chocolatada a todos los que se acerquen hasta su barrio.

Una de las fiestas más especiales para los olaztiarras, y sobre todo para los que cumplen ese año los 19 años, es Santa Águeda, fiesta que se celebra en torno al 5 de febrero. Durante cinco días, los quintos y quintas de la localidad se convierten en los auténticos protagonistas de la fiesta, recogiendo las aportaciones que les dan el vecindario y las empresas del pueblo para poder así celebrar esos días acompañados de la charanga, los cohetes y la bota de vino, sin olvidar las buenas comidas y cenas. A los jóvenes de 19 años se les suma el sábado de Santa Águeda el resto de las quintas, creándose un ambiente festivo muy especial, diferente al de otras celebraciones de la localidad.
La fiesta de los quintos estaba relacionada hasta hace unos años con el servicio militar, ya que eran los mozos que debían acudir a la ‘mili’ los que la celebraban. Las mujeres se incorporaron a esta fiesta hace ya varias décadas y la celebran igual que sus compañeros masculinos de quinta.

Esta fiesta requiere también su atuendo particular: los jóvenes que celebran Santa Águeda visten los típicos trajes vascos. Los chicos añaden al pantalón azul, la camisa blanca y la blusa negra unos coloridos pañuelos que se entrecruzan en la espalda. Se dice que, antiguamente, eran los mozos que cumplían el servicio militar en África los que traían esos pañuelos de aquel continente para que los vistieran los quintos del año siguiente. Otro elemento distintivo de los quintos es el bastón, decorado con diferentes cintas de colores y bordados. Las chicas llevan también el traje típico acompañado del ‘kaiku’, una chaqueta de lana en fondo azul y estampados en rojo.







